viernes, 29 de agosto de 2008

Actividades veraniegas

Recuerdo pocos detalles del sueño de hoy, pero intentaré describirlo de la manera más coherente posible, es decir, de forma totalmente incoherente. ¿Qué pasa? Estamos hablando de sueños... caracterizados precisamente por su frecuente falta de sentido.
En este en concreto, vuelvo a mi antigua escuela de voleibol, en verano. Han quedado en mi mente diversas imágenes; la primera en orden lógico es una en la que yo camino con mis compañeras de voleibol, algunas de las cuales ya conozco o me suenan de otros años. Pero hace muchísimo que no las veo. Al entrar en la "clase"- el lugar donde íbamos a "practicar" (lo pongo entre comillas porque en realidad no jugamos a voleibol en ningún momento del sueño)-mi antigua profesora me sonríe, alegre de verme tras tantos años de abandono del deporte, me saluda y me dice que qué bien que haya vuelto, que qué tal me ha ido todo. Yo le digo que muy bien, sintiendo un cariño momentáneo hacia ella y pensando que he echado mucho de menos todo.
Una vez inmersa en la "clase", empiezo a fijarme más en las compañeras que me rodean. Una me habla como si ya me conociera, y poco a poco voy recordando sus caras y me doy cuenta de que a muchas ya las conozco, aunque han crecido. Empiezo a reírme mientras señalo a cada una intentando adivinar su identidad a partir de sus rasgos más característicos.
El siguiente fragmento que recuerdo se desarrolla en una piscina, a la que vamos después de las "clases" . Es un recinto muy extraño, no sabría decir con exactitud por qué, pero creo que está rodeado de altas paredes, aunque a cielo descubierto, y la piscina es gigantesca. Tal vez haya arena alrededor, como una playa... Tras sentarnos en el suelo-¿de arena?- apoyadas en una pared, descubro que he olvidado el traje de baño. A mi lado está de repente una amiga del colegio, y le pregunto sin esperanzas que si por casualidad ha traído dos bañadores. Asombrosamente, me da una respuesta afirmativa mientras me entrega una especie de neceser con el bañador dentro.
Agarro la bolsita y me voy a otro lugar a probármelo. Creo que salgo por una puerta y atravieso una zona llana de arena apelmazada hasta entrar en otro edificio. Abro la cremallera del neceser, que contiene un bañador bastante voluminoso, y empiezo a ponérmelo, dentro de ese edificio, probablemente en un lugar público-pasaba gente por ahí-. Hay un momento en que no puedo evitar que la gente me vea desnuda la parte de arriba. Intento taparme, pero por alguna razón que no consigo recordar no puedo conseguirlo. Una vez me pongo el traje de baño, me doy cuenta de que tiene la forma de un vestido largo de muchos colores. Me gusta, pero me parece demasiado extraño para llevarlo. Tal vez me lo quito, tal vez no. No lo recuerdo.
Vuelvo corriendo a la piscina, pero me pierdo. He debido salir por el lugar equivocado. A mi alrededor se suceden paisajes variopintos pero espectaculares... raros. Primero, una serie de galerías por el interior del edificio, con cristales. A través de ellos se ven todas las piscinas, como si fuesen acuarios; las piernas de la gente agitándose, alguno que otro buceando... Me precipito entre galerías de reflejos azules cambiantes, y llego a un lugar vertiginoso en el que parezco caminar sobre el agua, aunque corro tanto que apenas me da tiempo a comprobarlo. Estoy asustada. A partir de ahí, únicamente recuerdo la visión que se me presentó al salir al exterior. Era como una gran extensión de piscinas y de pistas de todos los tipos y formas, tal vez incluso de deportes desconocidos para mí, que se amontonaban en el paisaje; algunos se superponían a otros o estaban en pendiente, otros se elevaban sobre los demás, unidos por escaleras o por quién sabe qué... En definitiva, una visión surrealista y llena de color... o eso es lo que ha quedado en mi mente.

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